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Escritura Joven
En el umbral de una nueva era, las voces juveniles se alzaron como el eco de la esperanza en el horizonte político. Eran como aves migratorias, ansiosas por explorar los cielos de la democracia, dispuestas a desafiar las tormentas y a descubrir nuevos destinos. Reunidos en plazas públicas, los jóvenes compartían sus sueños y aspiraciones. Sus palabras eran como semillas plantadas en el suelo fértil de la sociedad, listas para crecer y florecer en un futuro más justo y equitativo. A través de las redes sociales, las voces juveniles se entrelazaban en una sinfonía de ideas y propuestas. Compartían información, debatían con pasión y construían puentes de entendimiento en un mundo a menudo fragmentado por la polarización. En las aulas, los jóvenes se convertían en estudiantes activos de la democracia. Aprendían sobre los pilares de la participación cívica, la importancia del voto y la necesidad de la responsabilidad cívica. La educación era su brújula en este viaje hacia una sociedad más justa. La protesta pacífica se convirtió en su arma secreta. Marchaban con pancartas y consignas, no en busca de destrucción, sino de construcción. Querían derribar muros de indiferencia y levantar puentes de diálogo y cambio. La diversidad era su mayor fortaleza. Respetaban las opiniones diversas y valoraban la riqueza de perspectivas. Entendían que en la democracia, la voz de cada individuo era una pieza crucial en el rompecabezas de la toma de decisiones. Cada elección era un recordatorio de su poder. Votaban con entusiasmo, sabiendo que su voz tenía el potencial de cambiar el rumbo de la nación. No veían la democracia como un privilegio, sino como un deber sagrado. Con cada palabra escrita, con cada acto de servicio comunitario, con cada voto emitido, las voces juveniles tejían la democracia. Eran la promesa de un mañana más luminosa, donde la igualdad y la justicia no eran meros ideales, sino una realidad palpable. En el tejido de la democracia, las voces juveniles eran los hilos que unían el pasado con el futuro, recordándonos que la lucha por un mundo más democrático y equitativo nunca envejece ni se detiene. -Chavez Santiago Tobias
Escrito por
Tobias Chavez
¡LA COMPETENCIA YA NO ADMITE VOTOS!